En un invernadero siempre hace falta tener todo lo necesario para garantizar un equilibrio frágil entre la luz, la temperatura, la humedad y la ventilación, y para facilitar la intervención del jardinero. Debe pensar y adaptar el invernadero en función de los cultivos que quiera llevar a cabo. Pero siempre hay que tener en cuenta los mismos principios básicos para todos los invernaderos.
El riego o la distribución del agua
Por definición, un invernadero es un cobijo y las plantas no se benefician de las precipitaciones. Así que debe prever un sistema de riego.
- Opción 1
Si el invernadero es pequeño, como la mayoría de los modelos para jardineros aficionados, basta con que recoja el agua de la lluvia que cae por el tejado. Instale un recuperador bajo el bajante del canalón y hágalo desembocar a un cubo situado en el interior del invernadero. El cubo debe tener tapadera para evitar que se formen algas. Si el cubo está dentro del invernadero, le facilitará el riego y la limpieza, porque no le hará falta salir del invernadero a buscar agua. Pero la presencia de la reserva de agua en el interior del invernadero representa otras ventajas: el agua siempre estará a la misma temperatura que el invernadero y las plantas no se estresarán por el agua fría.
- Opción 2
Si no tiene un sistema para recuperar el agua de la lluvia, debería pensar en hacer una extensión desde su red de tuberías e instalar una compuerta en el invernadero. Si tiene la oportunidad de tener un pozo, también puede usar una bomba eléctrica de las que se encienden de forma automática al colocarlas en el grifo.
Aspersión
El sistema riego en forma de lluvia muy fina mediante aspersores colocados en el techo del invernadero contribuye a disminuir la temperatura ambiental, ya que ésta suele ser muy alta y eso ayuda a las plantas jóvenes, a las semillas y a los esquejes a soportar la sequedad del aire. Es esencial que prevea la instalación de algunos aspersores encima de las estanterías. Debe empalmados a una red independiente que funcione con un simple mando a pilas.
Ventilación
La función de un ventilador es favorecer la circulación del aire en el interior de un invernadero. También contribuye a homogenizar la temperatura (sino el calor tiende a concentrarse en la parte superior) y repartir la humedad del aire. Existen sistemas de ventilación automáticos que funcionan sin electricidad ni ningún otro tipo de energía. Cuando hace mucho calor se abren y cuando la temperatura disminuye, se cierran. Aunque el ajuste no quede completamente alineado, estas aberturas son muy prácticas.