La siembra en recipientes pequeños es muy útil para reducir considerablemente el trabajo y sobretodo evitar los riesgos de trasplante, ya que la posibilidad de extraer el cepellón intacto no plantea problemas de arraigo.
Más que de trasplante se debería hablar en realidad de traslado: las plantas no suspenden ni ralentizan sus funciones y entran anticipadamente en la fase productiva.
Los recipientes más usados para las siembras son las macetas pequeñas de plástico, generalmente reunidas en bandejas. Estos recipientes deben llenarse de tierra hasta el borde, pues de lo contrario las plantitas crecen débiles y ahiladas en busca de la luz.
De todas formas, es necesario proceder lo antes posible al aclareo, donde en general, se deja una sola plantita central para que crezca derecha y robusta.
Cuando las plantitas forman un denso pan de raíces, entonces están listas para ser trasplantadas e iniciar el ciclo productivo.