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Las moras, signo del verano

Olvídese de la zarza de impenetrable vegetación que convierte en un calvario las sesiones de desbrozamiento. Las moras están ahí, en verano, con sus deliciosos frutos, prometedoras de helados, confituras y mermeladas, y con frecuencia sin espinas.

La obtención de moras se hace directamente de la forma silvestre, que brota sobre los taludes. Estas plantas mantienen la fuerza y vigor, pero, en el transcurso de su selección, con frecuencia han perdido las espinas. Las que son frondosas, de 4 a 5 m, pueden estar en una estaca o empalizada, o extenderse sobre un enramado. Su cultivo no ocasiona muchos problemas, y permite que nazcan deliciosas bayas negras. Por otro lado, su brillante y lustroso follaje es decorativo.

Los movimientos sencillos de su plantación

  • ¿Qué plantas comprar?

La mora es una planta muy robusta; se puede contentar con plantarla con raíces desnudas, entre octubre y diciembre, o incluso más tarde. De todas maneras, la planta es la que con más frecuencia se ofrece dentro de un saquito de plástico, con las raíces envueltas dentro de un manchón de turba. La plantación se puede hacer entre octubre y febrero, a excepción del pleno invierno dentro de las regiones frías, cuando el suelo está helado. Las variedades poco corrientes se ofrecen también en un recipiente, y pueden por lo tanto colocarse en su lugar todo el año -con un regadío correcto si decide plantadas en verano-.

  • ¿Cuántas plantas?

La mora es una planta muy productiva; puede dar hasta 10 kg por planta una vez que el cultivo se haya asentado y la mitad, solamente durante el año posterior a la plantación. Con una decena de pies, ¡ni siquiera los pájaros podrían comérselas todas!

  • La preparación del suelo

Conténtese con devolver el suelo a la altura de una laya de hierro antes de realizar la plantación, esta es suficiente para descompactarla. Si su suelo es pobre, dele una palada de estiércol por cada pie; ésta será suficiente para los dos primeros años. En el transcurso del cultivo, arañe ligeramente la superficie del pie, para mantener una buena aireación en el nivel de las raíces superficiales.

  • La naturaleza del suelo

La zarzamora ha heredado de la zarza salvaje su adaptación a los suelos pobres y sin cultivar, incluso a los calcáreos. La zarzamora brota en todos los tipos de suelos, pero marca una preferencia por los terrenos de frescos a húmedos, pero sobre todo en los suelos que no estén encharcados. Una tierra ligeramente arenosa es bienvenida para esta planta. En el periodo estival, hará bien en darle una buena capa de paja para que conserve la humedad a nivel de las raíces. Al contrario que su forma silvestre, las cosechas de buenos frutos, jugosos y con azúcar natural se hacen en suelos ricos en humus.

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