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Un limpiador bio: el erizo

Bienvenido al huerto

Gruñón, solitario y grosero, el erizo se enfada por cualquier cosa. Pero por mucho que lo intente, le queremos igualmente, con su pequeño morro de cuero, aunque quede la frustración de no poder acariciarlo.

Aún más le queremos en el huerto, ya que su apetito nos evita numerosos enemigos de los cultivos como los gusanos. Sin embargo, no podremos retenerlo ya que necesita su espacio y si el huerto es demasiado pequeño buscará uno de más espaciosos, ya que también son los reyes de la invasión.

El erizo, Erinaceus europaeus, mide entre 20 y 27 cm de largo, y entre 12 y 15 cm de ancho, con un peso entre 400 y 1.200 g. y vive unos 10 años. Sus características púas son pelos transformados para asegurar su defensa. Avanza tan rápido como un caracol en la naturaleza y en el huerto, es capaz de acelerar como un velocista unas decenas de metros. Si siente que está en peligro, o cuando su fuga le parece demasiado lenta, se hace una bola.

El alojamiento …

Tener un erizo en su huerto y cuidarlo es toda una escuela de paciencia y abnegación. Está prohibido buscarlo en la naturaleza, porque es una especie protegida, así que sólo queda esperar su llegada, y proporcionarle el alojamiento y la comida. El erizo necesita un refugio muy simple en buena temporada y en invierno bastará con una caja de madera cubierta de hojas, con un acceso de solo 10 cm para impedir a los gatos y predadores que entren.

… y la comida

El erizo es omnívoro por lo que suele encontrar suficiente comida en el huerto. Ingiere sobre todo invertebrados, babosas, arañas, insectos, larvas, orugas, caracoles y gusanos. A veces come pequeños lagartos, huevos, pequeños roedores y musarañas, así como fruta, setas, y todo lo que contribuya a aportarle una ración alimentaría diaria de unos 70 gramos.

¿Cómo detectarlo?

La presencia de conchas de caracoles rotas y abiertas es una buena indicación de su presencia. Si se quiere asegurar, solo tiene que pasarse una noche en vela, porque el erizo es un animal nocturno y muy poco discreto. Hace ruido andando sobre las hojas muertas y las ramas, gruñe, olfatea, excava, rasca la tierra y la tira lejos: es un jabalí en miniatura. Además, es poco salvaje y podrá cogerlo cuando esté hecho una bola, incluso sin guantes; al cabo de unos diez minutos, se sentirá con la confianza suficiente y no intentará fugarse.

Cuestión de garrapatas

Los erizos se ven perjudicados por su propio sistema de defensa: sus púas le impiden limpiarse correctamente. Se dará cuenta rápidamente que está infestado de parásitos, pulgas y, sobre todo, de garrapatas. Las pulgas del erizo son propias y no se pasan a los seres humanos ni a los animales domésticos. Sin embargo, puede ponerle en la nuca una gota (no más) de producto antipulgas para gatos para prevenirlas.

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