Una de las plantas que tolera más estas épocas en el exterior es el rosal de raíz desnuda. Aunque lo podamos encontrar en venta durante todo el año se planta tradicionalmente en invierno. Teniendo en cuenta que este arbusto puede vivir varias décadas, es importante cuidar su colocación y poner todo de nuestra parte en el momento de la plantación.
Pasos a seguir
1. Hacer un gran agujero
Para que sus raíces se instalen rápidamente en nuestro huerto durante los primeros años, tendremos que mullir una gran parte del terreno. Así, tanto si el volumen de las raíces cortadas no ocupa más que el volumen de un puño, no debemos dudar en hacer un agujero de 40 cm de ancho y de profundidad. A continuación, mezclaremos el compuesto con la tierra que hayamos extraído, a razón de tres paladas por agujero y volveremos a taparlo hasta que quede a 15 cm de la superficie.
2. Presentar el rosal en el agujero
El rosal no se debe plantar a demasiada profundidad ni demasiado cerca de la superficie. Es el rodete del injerto lo que forma un montículo entre las raíces y la salida de las primeras ramas, que sirven de referencia. Debemos nivelarlo con el suelo y podemos colocar una rama de bambú atravesada para ayudamos. Si el rodete del injerto está bajo el bambú, lo taparemos más. Si por el contrario el rodete está muy alto, lavaremos un poco en la tierra blanda.
3. Recubrir la mezcla tierra-compuesto
Mientras mantenemos el rosal en su sitio con una mano, recubriremos el agujero con la otra repartiendo la tierra entre las raíces. Presionaremos ligeramente con el puño para no romper las raíces. Cuando el agujero esté casi cubierto, cogeremos el rosal y lo agitaremos verticalmente a 1 o 2 cm, para que la tierra se distribuya bien entre las raíces. Entonces ya podremos terminar de cubrir el agujero.
4. Regar inmediatamente